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VOL. 70 (1), 73-94, 2004 NIGRINA b
En la actualidad se utiliza de modo rutinario para un número cre-
ciente de aplicaciones y por ello ocupa un lugar cada vez más impor-
tante en la Farmacognosia moderna. La investigación más reciente
indica que el saúco posee componentes responsables de sus efectos
beneficiosos y de su toxicidad (flavonoides, compuestos cianogéni-
cos, lectinas y proteínas inactivadoras de ribosomas).
Las proteínas inactivadoras de ribosomas (RIPs de «ribosome-in-
activating proteins») son toxinas de origen vegetal en su mayor parte
y en algunos casos bacteriano, que provocan la inhibición irreversible
de la biosíntesis de proteínas llevada a cabo por ribosomas de mamí-
feros, hongos, algunas plantas y algunas bacterias (revisiones en 1-7).
La utilización de las RIPs como conjugado en forma de inmunotoxina
o su utilización directa en la terapia de importantes enfermedades las
ha convertido en una herramienta de extraordinaria utilidad siendo
por lo tanto su estudio de gran importancia en particular en relación
con la terapia del cáncer (8, 9) y del SIDA (10-12).
En la actualidad se clasifica a las RIPs en dos categorías: RIPs de
tipo 1 y de tipo 2 (6, 7). Las RIPs de tipo 1 están formadas por una
sola cadena polipeptídica que es la que presenta la actividad de
inhibidor de síntesis de proteínas y son poco tóxicas para los anima-
les. Las RIPs de tipo 2 están formadas por dos cadenas polipeptídi-
cas disimilares, una cadena inhibidora de síntesis de proteínas equi-
valente a las RIPs de tipo 1 que se denomina cadena A y una cadena
con propiedades de lectina que se denomina cadena B. Las RIPs de
tipo 2 pueden estar formadas también por dímeros unidos por fuer-
zas no covalentes, siendo cada dímero una molécula de dos cadenas
polipeptídicas, equivalente a una RIP de tipo 2.
Las RIPs de tipo 2 pueden ser tóxicas como ricina, abrina, vo-
lkensina, viscumina y modeccina (6, 7), debido a que pueden atra-
vesar las membranas celulares al reconocer y unirse a receptores de
membrana plasmática y entrar en el citosol (7). La tremenda toxici-
dad de la ricina, con independencia de la vía de administración, ha
llevado a su consideración como arma de destrucción masiva. Es
esta toxicidad la que reduce las posibilidades de su aplicación para
la construcción de fármacos. No obstante, la ricina se ha venido
utilizando en los últimos años en la construcción de inmunotoxinas
para la terapia del cáncer (1-7).
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