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VOL. 69 (4) INFORMACIÓN ACADÉMICA
Dos veces elegido Decano de su Facultad de Farmacia y
Bioquímica, fue presidente de muchas instituciones y sociedades, recibió
numerosas distinciones, premios y títulos honoríficos que esta noche es
imposible reseñar. Autor de numerosas publicaciones, libros, revistas,
artículos periodísticos, fue el editor y mantuvo en la altísima calidad que
reconocemos el Boletín de la Sociedad Química del Perú, de lejos, la
Revista Científica más antigua en su género en el Perú.
Guevara fue esencialmente un eminente profesor de Química
Orgánica. Brillaba por la sencillez y claridad de su exposición como por
la solidez de sus conocimientos. Era un orientador de juventudes
formidable, en sus discursos jamás olvidó una palabra de aliento para los
jóvenes estudiantes expresándoles siempre su credo de fe en el destino de
su universidad y de su futuro profesional. Mantuvo siempre viva la llama
del saber y la cultura.
Durante su gestión en la Academia reformó sus Estatutos
ampliando el número de asientos para los miembros de número y
otorgando a los miembros asociados niveles de participación antes
impensadas. Consecuente con esta política incorporó numerosos
miembros que hoy dan vida y prestigian a nuestra Academia.
Transcribiremos un párrafo del Discurso-Memoria del Dr. Guevara en
1999: “El evento cumbre de la Academia, desde 1992, ha sido el
Congreso Nacional de Ciencias Farmacéuticas y Bioquímicas; el primero
se llevó a cabo con la presidencia del Dr. Simón Pérez Alva. El Segundo
en 1994, con la Presidencia del Dr. José Amiel Pérez. El III Congreso en
1996, se efectuó bajo la presidencia del Dr. Rubén Gil Salas, esforzado
miembro de nuestro Consejo, con quien comparto la dirección de la
Academia y el IV Congreso en 1999 con la presidencia del Dr. Fernando
Quevedo Ganoza. Anecdóticamente, 3 de los 4 presidentes mencionados
somos trujillanos.
A las cualidades extraordinarias que unen al científico y al
maestro, mi maestro y amigo, Juan de Dios Guevara aúna otras
cualidades, más dignas aún de nuestro homenaje: un alma bella y un gran
corazón; nunca escatimó su tiempo ni su persona, fue un espíritu forjado
en la universidad, taller de grandes ideales y escuela de ilustres
científicos. Su palabra mantuvo el cálido aliento de quien no perdió nunca
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