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tic, Toiletry and Perfumery Association), no presentan grandes diferen-
cias estadísticas, que no era lo que sucedía con el SPF por la norma DIN
(20). SPF obtenido in vivo, es una magnitud exacta y reproducible. Con
los valores altos (SPF!30), hay pérdida de exactitud y reproducibilidad,
lo que actualmente es una preocupación por resolver.
El valor del SPF, es particularmente valioso para cuantificar la ate-
nuación en el UV-B (290-320nm) y parte de UV-A II (320-340nm), o sea
la fotoprotección contra el daño actínico por esta radiación: quemadura
solar; inmunosupresión; cánceres cutáneos; fotodermatosis inducidas o
exacerbadas por el sol.
El SPF no tiene valor para cuantificar la atenuación en el UV-A
(320-340nm), o sea la fotoprotección contra el daño actínico crónico: fo-
toenvejecimiento cutáneo; inmunosupresión; cánceres cutáneos; fotoder-
matitis en pieles sensibles; reacciones fototóxicas y fotoalérgicas y daño
aditivo al producido por UV-B.
El SPF como único factor de protección, ha conducido y sigue dando
lugar a grandes confusiones de médicos, farmacéuticos y usuarios, tenien-
do la farmacia clínica, la oportunidad de ayudar a aclarar.
CUANTIFICACION DE LA FOTOPROTECCION EN EL UV-A
(320-400nm), no se encuentra internacionalmente armonizada como con
el SPF, aunque existen varias metodologías con diferente grado de acep-
tación y reproducibilidad.
La metodología in vivo (21), usa criterios semejantes a los practicados
con el SPF, irradiando piel protegida y no protegida en el mismo sujeto,
después de haber filtrado la UV-B (290-320nm) emitida por el simulador
solar, y comparando puntos finales experimentales, como oscurecimiento
y eritema cutáneo. Es una magnitud numérica, absoluta, no relacionada
con el SPF, diferencia con la metodología in vitro.
Existen varias metodologías in vivo para cuantificar la fotoprotección
en el UV-A (320-400nm): PPD (Persistent Pigment Darkening), que es el
estándar japonés desde 1984 y tiene la gran ventaja de mostrar un punto
final estable; UVA-PF (UV-A Protection Factor), se le critica por requerir
mucha energía UV-A II (320-340nm) para producir eritema en piel Tipo
I y que los resultados son difíciles de extrapolar al UV-A I (340-400nm);
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