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VOL. 67 (4) 2001 D. JOAQUÍN CUSÍ FURTUNET
como del contenido de las tertulias de reboticas, llenas de cultura, de filo-
sofía y de humanismo que desde siempre son componentes indispensa-
bles de la Farmacia. También, observemos las perspectivas de los medios
de que se disponía: algunas substancias extraídas de plantas, algunos mi-
nerales, los morteros, las mesas de trabajo, o mostradores, pero sobre to-
do, la constancia y la paciencia que requería la preparación de las fórmu-
las magistrales. Descubriremos los grandes méritos de la tarea bien hecha
y del progreso, que ha conducido a la calidad del efecto terapéutico ópti-
mo, perseguido desde aquellos tiempos, dignos de admiración y de aplau-
so respetuoso.
En los farmacéuticos, en los “boticarios” de entonces, encontra-
remos interesantes raíces de nuestra historia y de la correspondiente a
nuestros pueblos. Don Joaquín, no solo representa al genio que concentró
toda su imaginación creadora en el tema profesional propiamente dicho,
sino a la persona con cálido entusiasmo por todo lo que fuera cultura,
literatura, arte y humanismo. Él, en su museo de Masnou, se recreó colec-
cionando antigüedades de importante valor histórico y de gran simbolis-
mo profesional. Fue, además, un mecenas de estudiosos, de escritores y
de artistas.
Don Joaquín Cusí aportó a la Historia de la Farmacia Española,
con su vida de investigación activa, incertidumbres, contrastes, alegrías,
tensiones y ternuras, con sus sombras y sus luces, con la lozanía original
de las fórmulas magistrales elaboradas a golpe de mortero resignado, el
ejemplo de la capacidad que proporciona la unión de la vocación profe-
sional con la inteligencia, imaginación y tesón. Él creó formas farmacéu-
ticas de aplicación de fármacos, principalmente oftálmicos, que beneficia-
ron y continúan aliviando las condiciones de sufrimiento de pacientes, no
solo en España, sino en el mundo entero.
El Excelentísimo Académico e importante estudioso Don Rafael
Roldán Guerrero, había sugerido en una de sus cartas conservadas en el
Museo de Don Joaquín Cusí, que sus inquietudes y curiosidades las
transmitía a todos los que tuvimos la suerte de vivir, aunque fuera breve-
mente, en su entorno.
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