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J.
R.
Lacadena,
J.
A.
Esteban,
B.
de
Pascual
El
Premio
Nobel
2013
en
Fisiología
o
Medicina:
control
genético
del
tráfico
celular
Juan--Ramón
Lacadena
Ladero
Académico
de
Número
de
la
Real
Academia
Nacional
de
Farmacia.
An.
Real
Acad.
Farm.
Vol
80,
Nº
2
(2014),
pag.
394--397.
EL
PREMIO
NOBEL
EN
FISIOLOGÍA
O
MEDICINA
El
7
de
octubre
de
2013,
la
Asamblea
Nobel
del
Instituto
Karolinska
de
Estocolmo
otorgó
el
Premio
Nobel
en
Fisiología
o
Medicina
conjuntamente
a
James
E.
Rothman
(1950,
USA,
Yale
University),
Randy
W.
Schekman
(1948,
USA,
University
of
California,
Berkeley)
y
Thomas
C.
Südhof
(1955,
Alemania,
Stanford
University)
“por
sus
descubrimientos
de
la
maquinaria
que
regula
el
tráfico
de
vesículas,
un
sistema
de
transporte
principal
en
nuestras
células”.
Como
señalaba
el
comunicado
de
prensa
del
Instituto
Karolinska,
el
buen
funcionamiento
de
las
células
depende
de
conseguir
que
las
moléculas
correctas
estén
en
el
lugar
adecuado
en
el
momento
apropiado,
teniendo
en
cuenta
que
algunas
de
tales
moléculas
son
exportadas
fuera
de
las
células
mientras
que
otras
tienen
que
estar
en
lugares
específicos
de
la
propia
célula.
Si
fuéramos
capaces
de
introducirnos
físicamente
en
el
interior
de
una
célula
nos
quedaríamos
maravillados
al
visualizar
todos
los
procesos
moleculares
que
ocurren
en
ella
a
gran
velocidad
y
con
total
precisión.
Pensemos,
por
ejemplo,
en
la
replicación
del
ADN,
la
transcripción
y
síntesis
del
ARN
mensajero,
la
síntesis
de
proteínas
en
la
maquinaria
ribosómica.
También
nos
asombraría
ver
cómo
las
moléculas
sintetizadas
en
la
célula
(enzimas,
hormonas,
neurotransmisores,
citokinas,
etc.)
son
transportadas
en
vesículas
a
lugares
específicos
(orgánulos)
de
la
propia
célula
o
liberadas
al
exterior
de
la
misma
en
el
momento
justo.
En
los
comentarios
escritos
para
explicar
en
qué
han
consistido
las
investigaciones
de
los
tres
científicos
galardonados
se
ha
repetido
el
ejemplo
de
un
gran
puerto
en
el
que
hay
que
distribuir
ingentes
cantidades
de
mercancías
para
que
lleguen
al
destino
correcto
en
el
tiempo
preciso,
para
lo
cual
se
requiere
un
sistema
de
reparto
adecuado
que
genera
un
denso
tráfico
interior
que
tiene
que
estar
perfectamente
regulado.
Pues
bien,
volviendo
al
terreno
biológico,
las
moléculas
son
empaquetadas
en
vesículas
minúsculas
recubiertas
con
membranas
para
su
transporte
a
los
diferentes
lugares
específicos
de
la
célula
o
para
ser
exportadas
al
exterior
de
la
misma.
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