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GUILLERMO
TENA
NÚÑEZ
las
humanidades
que
no
crecen,
no
se
desarrollan
(veamos
la
primavera
árabe
con
sus
agresiones
y
matanzas
en
masa).
El
hombre
de
nuestro
tiempo,
rico
y
deslumbrado
en
medios
y
con
su
eficacia
técnica,
para
el
análisis,
el
diagnóstico
automático
de
más
de
30
parámetros
clínicos
en
fluidos
fisiológicos,
pero
no
igualmente
rico
en
prácticas
y
en
fines.
El
vacío
en
las
humanidades
facilita
la
brutalidad
en
los
métodos
y
en
las
relaciones
humanas
y
entre
grupos
sociales,
y
países.
Por
otra
parte,
continuamente
nos
sorprendemos
con
la
apertura
de
nuevos
horizontes
para
el
avance
de
la
ciencia,
con
nuevas
técnicas
para
la
investigación
en
biomedicina
y
en
otros
numerosos
ámbitos,
como
el
de
las
Nanotecnologías
en
la
Farmacia,
la
Medicina
y
las
ciencias
en
general,
con
los
“nano--chips”,
pero
de
escasa
aplicación
para
una
ética
o
una
dimensión
trascendente
para
mejorar
las
relaciones
humanas
y
entre
países.
Lo
que
tiene
consecuencias
imprevisibles
para
el
futuro
de
la
humanidad.
Y
muestra
el
olvido
de
la
fecunda
raíz
europea
de
una
simultánea
cultura
humanística
y
de
progreso
científico.
Finalmente
voy
a
comentar
de
Guillermo
que
resalta
su
faceta
valiente
y
de
madurez
de
pensamiento
y
en
el
obrar,
como
escribe
Aristóteles
en
“Ética
a
Nicómaco”
(1115a
3--1117b
23).
Al
final
de
su
camino
vital,
disminuido
de
sus
facultades
y
con
la
grandeza
de
ánimo
y
de
espíritu,
le
llevaron
a
su
decisión
de
solicitar
su
paso
a
“Académico
Supernumerario”
en
nuestra
Academia;
y
que
también
nos
sugirió
su
hijo
en
palabras
después
de
la
celebración
del
funeral:
que
su
padre
al
ver
que
sufría
decía
que
lo
tendría
todo
ganado.
El
sentido
del
dolor
también
depende
de
nuestra
capacidad
de
meditar
sobre
el
sentido
de
nuestro
propio
esfuerzo,
nuestros
propios
recursos
y
el
fin
que
nos
propongamos.
En
su
grandeza
de
ánimo,
haría
suya
la
frase
de
Víctor
Frankl,
(aquel
médico
austriaco
que
estuvo
en
el
campo
de
concentración
nazi
que
después
fue
un
ilustre
psiquiatra
y
escritor),
que
escribió
en
“El
hombre
doliente”
solo
el
sufrimiento
asimilado
deja
de
ser
sufrimiento.
El
destino
guía
al
que
lo
acepta
y
arrastra
al
que
lo
rechaza.
Si
acepto
desde
el
principio
y
voluntariamente,
lo
que
no
puede
cambiar,
entones
no
puede
sucederme
nada
realmente
adverso,
vivo
de
acuerdo
y
feliz
conmigo
mismo.
Aceptó
de
entrada
lo
que
le
reservó
el
destino
y
propició
sus
deseos
e
ilusiones
con
el
paso
a
Académico
supernumerario,
así
fue
más
feliz.
Con
valentía
saltó
al
encuentro
de
los
obstáculos
con
la
esperanza
de
vencer,
fiado
en
sus
fuerzas
y
sobre
todo
en
las
de
la
familia;
y
respecto
a
la
Academia
con
las
de
sus
amigos.
Guillermo
era
valiente
y
fuerte
y
nos
benefició
a
todos.
El
destino
del
hombre
es
tratar
de
humanizar
un
poco
el
mundo
y
así
lo
hizo
Guillermo
siempre
en
contacto
con
nosotros
y
con
el
devenir
de
la
Academia.
Qué
gran
ejemplo
para
todos
nosotros.
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