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CÉSAR NOMBELA CANO  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

dades por las que optar se estrecha, pero, incluso entonces, el coraje
y la imaginación distinguen a quienes, pegándose al terreno de lo
posible, saben convertir en oportunidad lo que pueda parecer un
acontecimiento negativo. Como es sabido, el Doctor Reol hubo de
abandonar una prometedora e incipiente carrera académica —debi-
do a especiales circunstancias familiares— para integrarse de lleno
en la actividad profesional fuera de la Universidad. Llevó a ese
ámbito su inquietud básica: la Farmacia o es científica o no es.

    Pronto escalaría Reol al máximo rango de la administración far-
macéutica: la Subdirección General de Farmacia, dentro de la Direc-
ción General de Sanidad, puesto que habría de desempeñar entre
1971 y 1977. Asombra la cantidad y el calado de las normas de po-
lítica sanitaria farmacéutica producidas durante ese período, y asom-
bra más si se tiene en cuenta que esa etapa incluye una buena parte
de la transición política española. No es de extrañar que todo ello
culminara en la elevación, de la citada Subdirección General, al ran-
go de Dirección General de Farmacia. Un puesto hecho a la medida
de Reol, que había sido el gran diseñador de una Farmacia institu-
cional propia de los tiempos en nuestro país. El desempeño de esa
Dirección General ya estaría a cargo de Reol durante poco más de
un año (1977-78); otras tareas nuevas y apasionantes le esperaban
también en la gestión pública a las que no dudó en acceder. Imagino
que le habría de costar dejar el ámbito de su gran obra —la institu-
cionalización de la política farmacéutica—, pero también supongo
que la propuesta poética de León Felipe …pasar por todo una vez/
una vez sólo y ligero… le evocaría una forma de actuar, una actitud
vital de quienes, siguiendo también al poeta quieren sobre todo que
…no hagan callo las cosas/ni en el alma, ni en el cuerpo…

    A pesar de la brevedad de esta intervención, es obligado mencio-
nar las disposiciones básicas debidas a la acción del Doctor Reol,
además de señalar que para legislar y decretar en estos ámbitos no
basta con ocupar un puesto en el organigrama del Ejecutivo. Exige
la determinación de quienes tienen las ideas claras, así como la ca-
pacidad para persuadir, algo que solo logran quienes a su vez están
persuadidos de sus propias razones:

     — La normativa sobre Farmacovigilancia de 1973, que implanta
         la tarjeta de notificación de reacciones adversas.

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