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JOSÉ MIGUEL ORTIZ MELÓN  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

terminal de SIPP1, que es necesario para su localización en los «spec-
kles», contiene una secuencia rica en prolina que media la unión al
dominio WW de PQBP1/Npw38. Este mismo dominio WW se une
también al dominio C terminal de RNA polimerasa II y esta interac-
ción aumenta por la fosforilación de este dominio (28).

    La mutación de las cuatro secuencias de señalización nuclear
(NLS) de SIPP1 no es capaz de impedir su localización nuclear. Esto
indica que SIPP1 puede ser traslocado al núcleo por otra proteína,
posiblemente PQBP1. PQBP1 es abundante en cerebro y en particular
en el cortex e hipocampo, y podría suceder que en estas regiones, la
traslocación de SIPP1 estuviera influida por la concentración de
PQBP1. La proteína PQBP1 por su parte, se ha asociado recientemen-
te con el síndrome de retraso mental ligado al cromosoma X (XLMR)
por el cual, mutaciones en este gen dan lugar a proteína PQBP1 trun-
cada. Debido a que PQBP1 y SIPP1 son co-transportados al núcleo, es
posible que algunos efectos de dichas mutaciones puedan ser debidos
a una deficiente acumulación nuclear de SIPP1. Resultaría muy inte-
resante examinar la distribución subcelular de SIPP1 en las células de
pacientes de retraso mental asociado a mutaciones de SIPP1.

     FIGURA 5. SIPP1 y proteínas interaccionantes.

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