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VOL. 70 (1), 191-197, 2004  NECROLÓGICA D. MANUEL GÓMEZ SERRANILLOS

riqueza de alcaloides y por otra parte eran los alumnos en prácticas
los que realizaban todos los procesos, pero D. Manuel rehusó este
fácil argumento y se dispuso a analizar más detenidamente el pro-
blema y así, observó que la pérdida de alcaloides sucedía cuando se
utilizaba sulfato de cobre anhidro como deshidratante y no cuando
se usaba sulfato sódico anhidro. Esta constatación permitió compro-
bar la formación de un complejo entre los alcaloides y la sal de
cobre, cuyo estudio supuso la posterior realización de una Tesis
Doctoral. Hoy probablemente, aquel problema lo hubiéramos resuel-
to añadiendo sulfato de atropina al polvo de belladona o cambiar a
polvo de la corteza de quina, mucho más rico en alcaloides, y se nos
hubiera pasado por alto el proceso de formación del complejo.

    Trabajando con él en el laboratorio, era muy tolerante con el que
se iniciaba en la investigación y dejaba bastante independencia al
novicio, aunque creyera que no iba por buen camino, para en un
momento propicio discutir y discurrir sobre los ensayos y resultados
obtenidos. Yo creo que en esos primeros estadios de la vida univer-
sitaria te pueden enseñar, y D. Manuel así lo hizo, una serie de
pautas de comportamiento y actitudes ante los problemas de inves-
tigación que van a ser válidos de forma permanente y no son supe-
rados por los avances científicos, porque pertenecen al campo de las
ideas. Ante una situación en el proceso investigador, siempre encon-
traba multitud de alternativas posibles y perfectamente razonables
que era preciso confirmar o desechar. Discurría y discutía sentado
en un taburete del laboratorio, mirándonos por encima de sus dimi-
nutas gafas de présbita, y, si era posible pasaba a la acción, con lo
que agotaba todos los tubos de ensayo limpios que teníamos, para
confirmar o desechar de las hipótesis previamente planteadas.

    Este espíritu, no estaba restringido solamente al laboratorio. D.
Manuel era una persona tolerante y dialogante y en la Facultad
siempre mantuvo unas cordiales relaciones con todo el profesorado
y personal de administración y servicios, relaciones que no siempre
eran fáciles. Esta actitud contribuyó indudablemente que fuera ele-
gido como Secretario de Facultad desde 1943 hasta 1958 y posterior-
mente desempeñó el puesto de Vicedecano. Hay una anécdota que
refleja su espíritu conciliador. En Fonseca, el laboratorio de Farma-
cognosia ocupaba la única entreplanta de la parte noble del edificio
y todo el mundo decía que por estar en esa posición intermedia, era

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