Page 160 - 66_03
P. 160
ANTONIO PORTOLÉS ALONSO ANAL. REAL ACAD. FARM.
e introducidos en el léxico farmacogalénico por el propio Prof. Cadórniga,
siempre preocupado por el empleo correcto del castellano, costumbre que
quizá se iniciara en su juvenil paso de estudiante de Bachillerato por las
ciudades de León y Valladolid, firmes bastiones del buen decir castellano.
Esta extraordinaria ejecutoria profesional, tanto en la enseñanza
como en la investigación de una avanzada y moderna Farmacoterapia,
lógicamente habría de conducirle a participar en tareas académicas. No es
de extrañar, por tanto, que los Doctores Otero, Doadrio y Mosqueira, en
1.981, presentaran su candidatura a una vacante de Académico Numerario
en esta Institución en la que se amalgaman tan distintas corrientes
investigadoras: desde la Química a la Biología, pasando por la Terapéutica,
y acompañándose también, de la Genética y la Biotecnología, aplicables,
todas ellas, a esa Ciencia del Medicamento en la que el Dr. Cadórniga ya
resultaba ser un ejemplar y aventajado especialista por todos reconocido y
cuyo bagaje científico habría de venir a potenciar las actividades de la
Tercera Sección de la Academia, dedicada al estudio y desarrollo científico
de la Farmacología y Farmacotécnia.
Parece lógico que sea yo, su colaborador en tareas rectoras de
nuestra Corporación durante el periodo en que actuó como Director, el
encargado de rememorar su paso por esta Real Academia de Farmacia y así
me dispongo a hacerlo recordando, en primer lugar, aquella sesión a la que
asistí como Académico Correspondiente: era la tarde del 14 de Abril de
1983, cuando el Prof. Cadórniga Carro leyó su preceptivo discurso de
ingreso en esta Corporación bajo el título de "Vigencia de la Educación
Farmacéutica. Posible proyección hacia un futuro"; fue contestado por el
Prof. Otero Aenlle, el entonces Vicedirector de esta Academia y
considerado por el recipendiario como su maestro y guía desde sus tiempos
de universitario en la Cátedra de Físico-Química en la Facultad de
Farmacia de Santiago de Compostela y con el que, más tarde, mantendría
una eficáz colaboración científica que habría de terminar en entrañable
amistad.
El discurso constituyó una verdadera lección magistral sobre
actividades medicamentosas en relación con los problemas de equivalencia
o inequivalencia, biológica y terapéutica, y con otros muy diversos factores
entre los que destacan la solubilidad, absorción y caducidad, que el
18