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VOL. 66, (1) 2000 INFORMACIÓN ACADÉMICA
en la construcción de su proyecto personal, en el progreso y bienestar de
la sociedad, puso en su tarea la pasión y dedicación que nacen de las
convicciones profundas, Acompañó a sus alumnos en su proceso de
aprendizaje y de maduración como personas.
Como Director de la Real Academia de Farmacia y de la
Comisión “Real Farmacopea Española”, nos brindó el ejemplo de la
minuciosidad en el trabajo bien hecho.
Pero, si grandes fueron sus méritos profesionales que le hicieron
acreedor de la condecoración que entrego a su esposa, estos méritos no
pueden oscurecer un talante humano que le deparó el respeto y la
admiración de cuantos le conocieron y que, seguramente, acompaña
siempre a aquellos que cultivan las ciencias de la salud, pues sólo el
afecto por los demás, el interés por mejorar la calidad de sus vidas, puede
animar tantas horas de trabajo, tanta dedicación y tal inasequibilidad al
desaliento. Cultivó exquisitamente la actitud moral y ética propia de los
profesionales de la salud.
Rafael Cadórniga fue, en la línea de la generación de Gregorio
Marañón, de la que habla Laín Entralgo, un buen escuchador, un hombre
que atendía a los demás con esa visión humanista imprescindible en
quienes se dedican a las ciencias de la salud.
Sra.: Todos estos méritos justifican la satisfacción y la emoción
con la que le hago entrega de la condecoración concedida a su esposo.
Sé que mis palabras no pueden haber sido suficientes para
expresar el respeto y afecto que su esposo mereció. Espero, sin embargo,
como decía Niestzche, que, al menos, estas palabras hayan dejado
traslucir lo que hay detrás de ellas, es decir, lo que no puede expresarse.
Reciba, también, mi felicitación por haber compartido la vida de
quien tanto nos legó.
Palabras de contestación de la Excma. Sra. Dña. Irene Valiño, viuda
del Excmo. Sr. D. Rafael Cadórniga Carro.
Queridos todos:
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