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pagaremos con la declaración jurada de dicho Pedro
Gutierrez de Arevalo…y si me fuere de la dicha casa el
susodicho pueda buscar otro oficial que a mi costa acabe
de servir el tiempo que faltare de dicho año concertándole
por el precio que justo fuera y por la cantidad que se
montare se nos ha de poder executar…
Estas condiciones son aceptadas por Pedro Gutiérrez de
Arévalo quien manifiesta:
[…] le enseñare en el arte de boticario y le dare abil y
capaz para que se pueda examinar en el…y no le echare
de mi casa hasta tanto haya cumplido con lo dispuesto que
acepto…
Curiosamente firman, entre otros, como testigos
Francisco Gómez y Gerónimo Perez, oficiales de la botica,
de lo cual se deduce que en el año 1636 en la botica de la
calle de Atocha además del boticario titular había dos
oficiales y dos aprendices, es decir, era una botica bien
dotada.
¿Quién era Pedro Gutiérrez de Arévalo titular de esta
botica?
Pedro Gutiérrez de Arévalo, natural de Berlanga, hijo
del Doctor Mathías Gutiérrez, era un boticario que junto a
Diego de Villaizán en la Congregación y Colegio del
Señor San Lucas y Nuestra Señora de la Purificación, a la
que ambos pertenecían, defendían a los boticarios
madrileños14.
En 1634 publica la obra Práctica de Boticarios, Guía
de enfermeros, Remedios de Pobres que en la censura
realizada por Antonio Ponze de Santa Cruz, de la Cámara
de SM, Protomédico más antiguo en todos sus Reinos y
Señoríos, Abad de Cobarrubias, se recoge la importancia
de esta obra para la salud y consuelo de los dolientes por lo cosas que ubiere llevado de mi botica para la suya se le
cual ha de ser premiado…
En el prólogo nuncupatorio que de esta obra hace
Diego de Villaizán a su amigo Pedro Gutiérrez de Arévalo
afirma que en sentencia de Sócrates: “el más seguro
acierto que se puede desear para adquirir amigos es la
sabiduría” y que “en tiempos que pocos saben arriesgar
amigos, y no todos acierta a enseñar doctos, hallo que v.m.
solo sabe cumplir con todo, pues le veo ocupado, no solo
en castigar detractores de nuestra profesión, sino en dar luz
con su doctrina, á los que como yo necesitamos de ella…”,
“pues hallo en vd un sujeto que con valentía la defiende y
con enseñanza la deja rica de preceptos, y mas en tiempo
que la Pharmaceutica tanto necesita de ellos”.
Pedro Gutiérrez de Arévalo otorgó dos testamentos; en
20 de agosto de 165415 el primero y en 11 de noviembre de
332 @Real Academia Nacional de Farmacia. Spain
Rosa Basante Pol, María Jesús Lozano Estevan
165416 el segundo (Figura 6). Fallece el 21 de noviembre
de este año realizándose el inventario de bienes por su
viuda María de Zurita pocos días después, el 24 de
noviembre17.
En los dos testamentos, además de los legados
obligatorios, se hace una tasación de su botica18, en la
importante cantidad de tres mil ducados, bien es cierto que
estaba bien surtida: medicamentos simples, compuestos,
redomas, una de ellas de plata en la “que se hace el aceite
de Mathiolo”, cajas, ollas, tinajas, morteros, botes. De los
cajones de la botica en unos estaban las drogas, en otro los
trociscos píldoras y otras cosas, y en otro la confección de
Jacintos, además de miel, cera, aceite, manteca, azúcar,
almendras dulces y amargas. Al citar libros solo hace
referencia a estos sin pormenorizar, pero en uno de los
legados figura:
[…] ítem mando a Bernave Ruiz del Castillo, boticario
en Alcala un mesue de los dos que tengo de tabla como no
sea el antiguo en el que tengo puestas algunas anotaciones
y me encomiende a Dios...19
Que en las boticas se debían recetas de medicamentos
elaborados y dispensados, pero no pagados, era si bien no
normal sí habitual20, es decir, el boticario en su ejercicio
profesional no solo ponía en juego su trabajo, y pericia,
sino también su peculio, hecho corroborado en esta
disposición testamentaria en la que se recoge21:
[…] por qué es necesario sacar y tassar las quentas y
rrecetas que me deben en mi botica nombro prara que las
traslade y tasse a Juan Gonzalez boticario que vive en la
puerta de Moros y mando se le den Zien ducados y que las
rrecetas que me ubiere dado y estuvieren en mi poder de
entreguen y si algo me debiere no se lo pidan porque se lo
mando y perdono...
Otro de los legados testamentarios se refiere a la
voluntad de ceder los derechos de una segunda impresión
de su precitada obra, “Práctica de Boticarios. Guía de
enfermeros. Remedios para pobres”, a los niños expósitos
de Nuestra Señora de la Inclusa para alimentar a los niños
que retuvieran en el dicho hospital.
En consecuencia no es extraño pues que con los medios
materiales y conocimientos disponibles Pedro Gutiérrez de
Arévalo pudiera enseñar a aprendices anhelantes de ser
oficiales.