Page 114 - 79_03
P. 114
Cecilia
M.
Fernández--Llamazares
&
col.
6.
CONCLUSIONES
El
farmacéutico
pediátrico
está
especialmente
sensibilizado
con
la
importancia
de
su
papel
dentro
de
los
equipos
de
atención
al
paciente,
como
baluarte
de
la
seguridad,
eficacia
y
eficiencia
de
la
farmacoterapia,
y
lleva
ya
varios
años
trabajando
en
el
desarrollo
de
modelos
formativos
que
a
la
larga
permitan
la
efectiva
integración
del
farmacéutico
en
las
unidades
clínicas,
y
con
ello,
el
desarrollo
de
la
farmacia
clínica
en
los
hospitales
pediátricos
y
generales
de
nuestro
país.
En
España
no
existe
una
especialidad
pediátrica
dentro
de
la
farmacia
hospitalaria
y,
aunque
se
está
trabajando
en
el
desarrollo
y
contenidos
de
esta
área
de
capacitación
específica,
todavía
en
la
gran
parte
de
los
centros
de
nuestro
país
no
existe
un
farmacéutico
específico
para
velar
porque
la
farmacoterapia
de
los
pacientes
pediátricos
sea
eficaz,
segura
y
eficiente.
En
este
marco,
y
dado
que
la
farmacoterapia
pediátrica
es
un
campo
en
el
que
la
seguridad
es
un
elemento
clave,
será
muy
útil
disponer
de
una
herramienta
que
guiará
a
los
farmacéuticos
en
su
proceso
de
validación
de
la
prescripción
médica
para
que,
dependiendo
del
nivel
de
acceso
a
la
información
del
paciente
y
al
personal
sanitario
que
lo
atiende,
ayudarles
a
comprobar
todos
y
cada
uno
de
los
aspectos
de
la
orden
médica,
para
garantizar
que
se
han
detectado
e
interceptado
todos
los
posibles
errores
de
prescripción.
Además,
esta
herramienta
nos
marca
unas
directrices
para
el
desarrollo
de
las
labores
más
clínicas
de
la
atención
farmacéutica,
puesto
que
señala
los
aspectos,
en
orden
creciente
de
complejidad,
en
los
que
el
farmacéutico
puede
ayudar
al
clínico
en
el
correcto
abordaje
farmacoterapéutico.
El
modelo
se
centra
fundamentalmente
en
el
uso
correcto
de
los
medicamentos,
en
el
abordaje
correcto
de
la
farmacoterapia
del
proceso
agudo
que
lleva
al
paciente
al
hospital.
Sin
embargo,
también
va
más
allá
e
incluye
la
supervisión
por
parte
del
farmacéutico
del
soporte
nutricional
que
precise
durante
su
estancia,
así
como
la
conciliación
al
alta
de
los
pacientes,
sobre
todo
de
aquellos
incluidos
en
grupos
de
riesgo,
para
garantizar
la
continuidad
asistencial.
La
aplicación
práctica
de
este
modelo
ya
está
siendo
implantada
en
algunos
de
los
centros
hospitalarios
de
nuestra
red
sanitaria
pública,
y
está
prevista
una
segunda
recogida
de
datos
sobre
el
nuevo
perfil
de
seguridad
de
la
prescripción
médica
pediátrica
generado
a
partir
de
su
implementación,
de
forma
que
se
objetive
el
impacto
que
sobre
la
actividad
farmacéutica
en
el
área
de
la
pediatría,
y
en
último
caso,
sobre
la
seguridad
de
la
farmacoterapia
de
los
pacientes
pediátricos,
haya
tenido
el
modelo
generado
desde
este
tremendamente
ilusionante
proyecto
nacional.
498