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VOL. 70 (4), 905-931, 2004 EJE CEREBRO-INTESTINAL: OREXINAS
1. INTRODUCCIÓN
El estudio de la regulación en los mamíferos del balance energé-
tico ha conducido en los últimos años al establecimiento, a nivel
cerebral, de un sistema adispostático, a largo plazo, el cual permite
conservar estable, durante largos períodos de tiempo, la materia
grasa periférica y el peso corporal. El estudio de la regulación de la
homeostasis energética, que ha estado siempre unido al estudio de
la obesidad patológica, llevó a descubrir la existencia de los núcleos
hipotalámicos implicados en la apertura y cierre del apetito, así como
al descubrimiento de redes neuronales secretoras de sustancias orexi-
génicas que abren el apetito de forma dosis-respuesta una vez inyec-
tadas, o sustancias anorexigénicas, que cierran el apetito. Estas sus-
tancias son, fundamentalmente, secretadas en el núcleo arcuato
hipotalámico. Y, finalmente, estos estudios condujeron, en 1994, al
descubrimiento de una hormona, la leptina, que es el producto del
gen ob de los adipocitos del tejido graso. Sus receptores específicos,
así como los de la insulina, están ampliamente distribuidos en el
núcleo arcuato hipotalámico al cual llega la leptina, o la insulina,
desde la periferia, por transcitosis o por líquido cefalorraquídeo.
La leptina y la insulina tienen una gran correlación positiva, y
ambas ocupan un lugar central en las regulaciones cerebrales del
balance energético a largo plazo. La leptina guarda, a su vez, una
alta correlación positiva con la materia grasa periférica, así que su
llegada en cantidad alta al cerebro le comunica un estado de sacie-
dad, anorexigénico, estimulando mecanismos y rutas cerebrales que
cierran el apetito. De todo ello hablamos el año pasado (1). También
expusimos que, en principio, se pensó que la leptina era la hormona
antiobesidad, pero actualmente es conocido que no puede ser utili-
zada como tal por sus muchas acciones, las cuales han sido descu-
biertas los últimos años. Dichas acciones están sintetizadas en la
Tabla 1. Además, también es conocido el hecho de que los obesos
que tienen mucha leptina circulante, porque tienen mucha materia
grasa, presentan resistencia a ella.
Sin embargo, el descubrimiento de la leptina ha venido a aclarar
cómo llega el cerebro a tener conocimiento de la situación perifé-
rica, y según ello abre o cierra el apetito en colaboración con sustan-
cias orexigénicas o anorexigénicas secretadas en el hipotálamo (1).
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