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VOL. 69 (1), URBANISMO Y SALUD PÚBLICA (II)
de numerosos inmigrantes de diversas procedencias, pueden dificultar la
conservación y protección del patrimonio de la ciudad, tanto por
desconocimiento de su valor histórico-artístico, como por el de las
consecuencias que el impacto medio ambiental puede tener sobre el mismo.
Por eso, parece prioritario que dicha concienciación por el entorno se
convierta en uno de los nuevos valores de la sociedad del Tercer Milenio, de
manera que se invierta la generalizada tendencia de la Opinión Pública a
creer que la solución del problema ambiental compete al Gobierno, mientras
que sólo una minoría asume que es problema de los ciudadanos8.
Por otra parte, en el ámbito de los países considerados ricos, se entiende
que la ciudad debe ser un lugar donde, lejos de fomentar la incomunicación
entre los que en ella viven, se debe recuperar la convivencia, ofreciendo
lugares agradables de encuentro. Pero, una confluencia excesiva de gente y
el no siempre adecuado uso de esos mismos espacios, así como la acción
negativa de la contaminación antrópica y ambiental, pueden acabar
definitivamente con alguno de los lugares más emblemáticos y castizos de
nuestra ciudad, como es el caso del Paseo del Prado. A dicho proyecto sería
deseable que se añadiera otro objetivo: el de la urgente necesidad de
erradicar de la juventud madrileña -y de otros grupos no tan jóvenes- la
costumbre de ensuciar suelos y sembrar los espacios abiertos con plásticos,
botellas y otros excrementos orgánicos de origen vario en las noches y
madrugadas de los fines de semana, así como la de pintar paredes y
esculturas con sprays. A estas poco recomendables costumbres, por mucho
que gocen de secular tradición, las autoridades municipales suelen responder
dedicando a tareas de limpieza un capítulo del Presupuesto, cada vez más
alto; pero se echan en falta campañas publicitarias orientadas hacia la
concienciación ciudadana por la conservación de su entorno y la mejora de
la salud ambiental.
8Encuestas del CIRES, donde contrastan las cifras de un 42% en la primera opción, frente
a un 12% en la segunda (tomado de I.RICO: "Conciencia ambiental en las ciudades"
Humanidades Ingeniería y Arquitectura, II Ciclo de Conferencias de la Universidad
Politécnica de Madrid (Octubre 1997-Junio 1998), Universidad Politécnica de Madrid,
1999, p.31).
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