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VOL. 69 (1), URBANISMO Y SALUD PÚBLICA (II)
por calcita sino también por minerales ricos en aragonito, magnesio y
dolomita. Finalmente, los basamentos de las tres fuentes así como sus
pilones se hicieron con rocas graníticas extraídas de la sierra de Guadarrama
(Madrid). Los granitos son rocas con texturas cristalinas granuladas.
Al estudiar la degradación de los monumentos no sólo hay que tener en
cuenta la calidad de la roca y su composición química ( estudio que excede
este trabajo ) sino que las fuentes se ubican en un sistema abierto y que, por
tanto, son las condiciones medioambientales las que regulan su deterioro.
La alteración que sufren los monumentos, incluso al margen de sus
materiales constituyentes, cabe calificarla en tres tipos: física, biológica y
química. La alteración física puede actuar por la acción del agua y su
aumento de volumen (9%) en la solidificación agua-hielo; por la acción de
cambios térmicos en materiales que posean minerales con coeficientes de
dilatación muy diferentes entre sí; y por causa del viento y su acción
mecánica como transportador de partículas sólidas que ejercen impactos
sobre las superficies de los monumentos. No hay que olvidar la vibración del
suelo debida al tráfico sobre el pavimento.
La alteración biológica se debe a la acción de las bacterias que actúan
como catalizadores de los procesos químicos. La alteración química es la
más importante que soportan las rocas sobre las que se labraron los
monumentos. Aun más, el hecho de que los que estudiamos estén
enclavados en zonas de altos índices de contaminación hace que dicha
alteración química se acelere por la influencia que las atmósferas
contaminadas ejercen sobre dichos procesos. En resumen, podríamos decir
que son las condiciones ambientales de oscilaciones térmicas y
humedades, junto con los contaminantes, los causantes fundamentales
del deterioro de los materiales de las fuentes.
Hay que destacar que estudios petrofísicos de las rocas indican que los
granitos son más porosos que los mármoles; por tanto, el agua que circula
por ellos altera la roca en los poros de mayor tamaño. En los mármoles
dolomíticos, cuya porosidad es menor que en el resto de las rocas, el agua se
distribuye homogéneamente, originando pequeñas fisuras y
enmugrecimiento debido a los humos. En los calcíticos, el agua se distribuye
de forma desigual, se estanca en los poros más gruesos y provoca allí una
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