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VOL. 76 (4), 519-529, 2010 LA FECUNDACIÓN IN VITRO, PREMIO NOBEL…
en 1965 cuando descubrió que los ovocitos humanos necesitan 24 ho-
ras de incubación in vitro antes de iniciar el proceso de maduración
(4, 5) y en 1969 cuando utilizó con éxito las condiciones de cultivo
para la capacitación de los espermatozoides que les permitiera la fe-
cundación de ovocitos madurados in vitro (6). Sin embargo, los em-
briones obtenidos no progresaban más allá del estadio de dos célu-
las. Por ello decidió que los ovocitos a utilizar deberían completar su
proceso de maduración in vivo, pero el nuevo problema radicaba en
cómo extraer de los ovarios los ovocitos maduros. Este obstáculo fue
resuelto cuando se asoció con el ginecólogo Dr. Patrick C. Steptoe
quien, en 1968, había puesto a punto la técnica de laparoscopia que
permite extraer de los ovarios de la mujer ovocitos madurados in vivo
(7). No tengo la menor duda de que, si hubiera vivido (falleció en
1988), el Dr. Steptoe habría compartido el Premio Nobel con el Dr.
Edwards.
El premio se le ha concedido al Dr. Edwards casi cuarenta años
después de que publicara en 1970 y 1971 en colaboración con el Dr.
Steptoe los primeros trabajos científicos que describían la obtención
de embriones humanos por fecundación in vitro (FIV) que eran capa-
ces de desarrollarse hasta la fase de 8-16 células e, incluso, blastocis-
to (8-10). Tras estos éxitos científicos solicitaron una subvención a
largo plazo al Medical Research Council para continuar sus investi-
gaciones que, sin embargo, les fue denegada en abril de 1971 “…de-
bido a que se tienen serias dudas sobre los aspectos éticos de dicha
investigación en seres humanos, muy en especial de los experimentos
relacionados con la implantación de los óvulos fecundados in vitro en
las mujeres… También se han expresado reservas sobre la legitimidad
de usar la laparoscopia con objetivos puramente experimentales. En
consecuencia, hemos tenido que dar por desestimada su solicitud”
(transcrito en referencia 13, págs. 140-141). Para seguir adelante en
sus investigaciones necesitaron fondos privados.
Tras más de cien intentos fallidos de transferencia de embriones al
útero de la mujer, en 1976 transfirieron a una mujer un embrión FIV
que no llegó a término porque se produjo un embarazo extrauterino
(11); sin embargo, más tarde, el 25 de julio de 1978 nació en el Hos-
pital de Oldham Louise Joy Brown —el primer “bebé probeta” del mun-
do— sin anomalía alguna (12). Es interesante resaltar que, años des-
pués, la propia Louise Brown ha sido madre sin tener que recurrir a
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