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VOL. 74 (1), 141-167, 2008  INFORMACIÓN ACADÉMICA

te, pero cómoda y fértil, que nos ha permitido disponer de un arse-
nal de lucha contra casi todo mal. Estamos siguiendo la pauta y
consejo del premio Nobel de Fisiología y Medicina, Sir James Black,
quien decía: «La más exitosa base para el descubrimiento de un nuevo
fármaco es empezar con uno viejo». E instalados en esa rutina exitosa
hemos asistido sin pestañear, sin darnos casi cuenta del enorme
esfuerzo que hay detrás de cada nuevo fármaco, a la reciente llegada
a la terapéutica de nuevos anticuerpos monoclonales para cáncer y
otras dolencias; la llegada de nuevos inhibidores de las múltiples
cascadas de señalización en cáncer, diabetes, enfermedades neuro-
degenerativas, entre otras; la llegada de los nuevos inhibidores de
enzimas que van desde las COX 1-2, a la síntesis del colesterol, a las
proteasas víricas, o las proteasas implicadas en la enfermedad de
Alzheimer.

    También seguimos la fructífera y exitosa rutina de las vacunas
con la conquista que supone el que sea asequible la vacuna contra
el virus del papiloma, que está en el origen del mayor número de
incidencias de cáncer de útero. Pero no olvidemos que la idea rom-
pedora surge con Pasteur hace más de un siglo, en 1885, con la
vacuna de la rabia, y esa idea sigue siendo fértil y dista mucho de
estar agotada. Todavía tenemos el vacío de la vacuna contra la ma-
laria, tras ímprobos esfuerzos, o la del SIDA.

    Puede ser que esas rutinas, sin que rutina signifique menoscabo,
nos cieguen, y que como son tan exitosas nos impidan ver lo nuevo
que está creciendo delante de nuestros ojos.

    Sondear el presente e intuir cuáles van a ser los hallazgos rom-
pedores en las ciencias farmacéuticas es una de las misiones de la
Academia, hacernos eco y comprender su alcance es absolutamente
necesario y debería de ser un compromiso prioritario de nuestra
Academia para con la sociedad.

    Es posible que este año que ha finalizado nos haya deparado una
de esas situaciones históricas de cambio en las bases conceptuales
establecidas. Es posible que estemos asistiendo a una singularidad en
el laborioso camino de la ciencia. Justamente, casi al final del año
2007 se produjo el espectacular descubrimiento y la tecnología sufi-
ciente para reprogramar las células somáticas de un individuo adulto
y producir células pluripotentes. Aleja este hallazgo cualquier discu-

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