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VOL. 67, (2) 2001  FARMACOPEA MATRITENSE

        La Pharmacopoeia Matritensis (Matriti, Typ. Regia, 1739) es la
primera farmacopea de ámbito nacional editada en el territorio que hoy
constituye el estado español (1). Cumple con el requisito que todo libro de
sus mismas características debe tener para ser denominado propiamente
farmacopea: esto es, se trata de un texto oficial impuesto por el Estado
para ser seguido por médicos y farmacéuticos como guía en la
prescripción y preparación de medicamentos (2).

I. ANTECEDENTES

        La Farmacopea Matritense tuvo carácter nacional en virtud de lo
legislado por Real Pragmática de Felipe II dada en 1.593, incorporada a
las Leyes del Reino, que ordenaba que se “hiciese” una farmacopea
“general” y que fuese función del Real Tribunal del Protomedicato el
llevarla a cabo. Pero este organismo no dispuso la tenencia obligatoria de
dicho código hasta el siglo XVIII exigiéndole en las oficinas de farmacia
de todos los boticarios sujetos a su jurisdicción para que se atuviesen a lo
prescrito en él en cuanto a la composición de “medicinas”, tanto galénicas
como químicas, siguiendo estrictamente el método indicado en el mismo
a la hora de elaborarlas (3).

        En consecuencia, la disposición dada por Felipe II para la
formación de la referida farmacopea general no se cumpliría hasta,
aproximadamente, siglo y medio más tarde, cuando se publicó por el Real
Colegio de Boticarios de Madrid con el nombre de Farmacopea
Matritense, en el año 1739. El nombre no limitaba el ámbito territorial de
su aplicación ya que la elección del término “matritense” obedece a la
antigua costumbre de denominar las farmacopeas con el gentilicio de la
ciudad de origen. Así pues, a pesar de este apelativo, se utilizó como
farmacopea oficial en toda España. El Real Colegio de Boticarios de
Madrid es el antecedente remoto de la actual Real Academia de Farmacia
y desde el momento de su creación –en la época de Felipe V- se le había
conferido, como una de sus misiones, la de publicar una farmacopea (4),
con la cual contribuía al “cultivo y adelantamiento de la Farmacia,
Chimia, Botánica, e Historia natural” en cumplimiento de sus Estatutos
fundacionales, dados en 21 agosto de 1737 (5). La búsqueda documental
realizada en el Archivo y Biblioteca de la Real Academia de Farmacia

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