Anales RANF

Antonio I. González Bueno @Real Academia Nacional de Farmacia. Spain 285 El texto de José Manuel López Gómez no sólo aporta noticias biográficas; ubica al personaje en el lugar en que habitó y prestó sus servicios: el escenario donde el protagonista desarrolla su actuación; por las páginas de esta obra transitan los médicos y farmacéuticos que trabajaron en Peñaranda de Duero y Fuentelcesped entre los años finales del XVII y los últimos del XIX. Amalgamando toda la información, se encuentran los asuntos económicos; no sólo los derivados de los contratos de asistencia sanitaria, también los vinculados con la actividad agraria, dada la tendencia de estos profesionales a compaginar sus obligaciones con las tareas agrícolas, en particular el cultivo de las viñas y la producción del vino. La minuciosidad con la que está concebida esta obra nos da a conocer las escrituras de obligación firmadas entre el boticario y el partido de cuya titularidad se iba a ocupar: la extensión del contrato, los tiempos de pago, la calidad del servicio, el procedimiento para cubrir sus ausencias y algunas condiciones particulares, como el hecho de no ser noble y el compromiso de no solicitar privilegio de hidalguía, so pena de rescisión del contrato. El análisis de estos documentos permite comprobar el cambio experimentado en las relaciones contractuales entre los boticarios y los entes municipales entre el antiguo y el nuevo Régimen, cuyo punto de inflexión sitúa el autor en la muerte de Fernando VII, alcanzando su materialización legal tras la promulgación, en tiempos de Isabel II, de la Ley de Sanidad de 1855, que dotó a estos profesionales sanitarios de un trabajo más garantista en lo que a su posición y salario se refiere. La elección de Juan Francisco de la Monja como elemento central del discurso no es aleatoria; a él se deben un par de contribuciones de interés: el descubrimiento, estudio y utilización de las aguas minero-medicinales de Linares del Arroyo (Segovia), iniciado en 1781, y su ‘Disertación sobre la leche de tierra’, presentado en los inicios de 1798, a instancias del Real Colegio de Farmacéuticos de Madrid, con el objeto de ser nombrado miembro correspondiente de esta institución; asuntos sobre los que el autor da sobrada cuenta en las páginas que a ello dedica. A modo de colofón, se nos presenta el discurrir biográfico de dos de sus hijos: Mauricio de la Monja, boticario titular de Fuentelcesped entre 1820 y 1867, y Juan [de la Monja] Pajares, médico en los baños de Caratraca (Málaga) y Alhama de Granada. Mauricio supo desarrollar, con el apoyo de los bienes dotales de sus esposas, una saneada hacienda, convirtiéndose en un propietario agrícola de consideración en la comarca. Y la saga continúa… el primogénito de Mauricio, Gumersindo de la Monja, también se formó como boticario, ejerció en Ontalvilla y, con posterioridad, en Navares de Enmedio; allí casó a su hija Fermina de la Monja con Carlos Alonso San Benigno, médico de Milagros e hijo de Antonio Alonso Esteban, médico cirujano de Navares; otra de las hijas de Mauricio, Manuela de la Monja, celebró esponsales con Natalio Sanz Guijarro, médico de profesión y su hermana Nicolasa hizo lo propio con el hermano de éste, Antonio Sanz Guijarro, también médico. En apéndice documental se transcribe la ‘Escritura de obligación otorgada por Juan Francisco de la Monja para la asistencia de boticario en la villa de Fuentelcesped’, fechada el 16 de septiembre de 1784; el ‘Discurso sobre la leche de tierra’, datado en 20/01/1798, conservado en el archivo de esta Academia; y el ‘Testamento de Juan Francisco de la Monja y de su esposa Teresa Miguel’, signado, en Fuentelcesped, el 13/05/1814. En definitiva, una obra modélica en la localización y manejo de las fuentes, que nos permite adentrarnos en los intereses profesionales y personales de los médicos, boticarios, cirujanos y albéitares que ejercieron en la Ribera burgalesa en los siglos XVIII y XIX y de la comunidad a la que servían.

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