Anales RANF

Antonio R. Martínez Fernández @Real Academia Nacional de Farmacia. Spain 329 Phyla animales constituyendo una exitosa zoonosis cosmopolita. En mamíferos no se identificaron hasta 1922 en el sistema nervioso (SN) de ratones de laboratorio, describiéndose Encephalitozoon cuniculi. Las formas de resistencia que se encuentran en el medio ambiente son unas pequeñas esporas (0,9-3 µ m) ovaladas y gram positivas, muy resistentes y responsables de la transmisión de estos parásitos. En el hombre, las esporas penetrarán en la mayoría de los casos por via oral, y tras alcanzar el duodeno se producirá su extrusión e invasión de los enterocitos en los cuales tendrá lugar una merogonia seguida de la esporogonia que culminará con la formación de las esporas resistentes que llenarán por completo la célula hospedadora, ésta se romperá y dejará en libertad las esporas formadas. El primer caso bien documentado de microsporidiosis humana se describió en 1959 por Matsubayasi y col. en Japón, en un niño de 9 años con fiebre, dolor de cabeza, convulsiones y pérdida de la conciencia que sobrevivió. Hasta 1980 solo se describieron tres casos más y fue en 1985 cuando I. Desportes describió Enterocytozoon bieneusi en pacientes de SIDA que comenzó a reconocerse la relevancia de esta parasitosi. En 1992 R. Weber desarrolló en el laboratorio de G.S. Visvesvara (CDC Atlanta, USA), la tinción de tricrómico modificado que permitió diferenciar las esporas de microsporidios de bacterias y otras estructuras similares. Así mismo, se comenzaron a utilizar, colorantes fluorescentes que reconocen la quitina y que al igual que la tinción anterior, dieron un gran impulso al diagnóstico de las microsporidiosis humanas. Posteriormente, el desarrollo de técnicas inmunoquímicas y de biología molecular han permitido la identificación específica y genotipado de los aislados procedentes de los pacientes. Son 8 géneros y 14 las especies que parasitan al hombre, siendo E. bienusi el microsporidio más frecuente, seguido de Encephalitozoon intestinalis, E.cuniculi y E. hellem. Las patologías intestinales y/o biliares son las más frecuentes, habiéndose reconocido como los causantes de 7-50% de las diarreas crónicas de origen desconocido en pacientes VIH+. En inmunocompetentes originan procesos autolimitados. Así mismo, son causantes de alteraciones oculares, pulmonares, rinosinusales, musculares y sistémicas que llegan hasta el SNC. En estos últimos años se está estudiando su posible implicación en enfermedades autoinmunes. El tratamiento de las microsporidiosis está sin resolver, ya que aunque la familia Encephalytozonidae es sensible al Albendazol, y no se dispone de un tratamiento efectivo frente a E. bieneusi. En su intervención la Dra. Meana nos contó que Nosema ceranae es un microsporidio de reciente adquisición por la abeja melífera europea, Apis mellifera. Actualmente se considera un patógeno primario de primera magnitud, junto a otro parásito, el ácaro Varroa destructor, ambos implicados en la elevada mortalidad de colmenas del siglo XXI. Esta revisión presenta una actualización del conocimiento generado en los últimos años en el campo principal de la investigación de N. ceranae, abordándolo mediante la mayéutica, basada en las preguntas básicas para abordar el conocimiento de cualquier tema (conocidas como las seis “w” por su grafía en inglés). Mediante este abordaje conoceremos quien descubrió este parásito, dónde se encuentra distribuido actualmente, qué efecto produce sobre su hospedador, cuando aparece la enfermedad y por qué no ha sido reconocido mundialmente como la causa de la desaparición de las abejas a nivel global. Con este singular sistema de preguntas y respuestas se podrá conocer cómo la infección modifica el metabolismo de las abejas, la respuesta inmune y otras funciones vitales. También el efecto que tiene sobre las abejas como individuos, y por ello, sobre el superorganismo, la colonia, como consecuencia de la constante pérdida de abejas adultas infectadas hasta su total desaparición. Se incidirá en su largo periodo de incubación y, por ello, la ausencia de signos clínicos claros en esta etapa que mantiene la infección de forma desapercibida por el apicultor. Esta revisión se aborda desde el punto de vista de los países mediterráneos donde el profesional de la apicultura tiene una alta representación y donde este patógeno está reconocido como una amenaza important. El 24 de octubre la RANF celebró la Sesión Científica enmarcada en la Cátedra Juan Abelló sobre “Jornada de dolor y nuevos tratamientos”, que trató el tema: “Dolor en los niños y la importancia del cannabis en posibles tratamientos”. El acto estuvo presidido por el Excmo. Sr. D. Antonio L. Doadrio Villarejo, Presidente de la RANF y la presentación corrió a cargo de la Presidenta de Honor de la RANF, Excma. Sra. Dña. Mª Teresa Miras Portugal y del Ceo de la Empresa Alcaliber, D. José Antonio de la Puente Intervinieron como ponentes: el Dr. Javier Fernández-Ruiz, Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, de la Universidad Complutense de Madrid: "Fármacos cannabinoides para las enfermedades neurológicas: ¿Dónde estamos?" y el Dr. José Martinéz Orgado, Jefe de Neonatología del Hospital Clínico San Carlos-IdISSC: "El manejo del dolor en el recién nacido: Humillado y ofendidos". En los últimos años se han producido avances en el desarrollo de fármacos basados en componentes de la planta Cannabis sativa o en moléculas sintéticas con una acción similar. Alguno de estos fármacos, como el Sativex® o el Epidiolex®, han sido aprobados de forma reciente para el tratamiento de la espasticidad en esclerosis múltiple o de las convulsiones en el síndrome de Dravet u otros síndromes epilépticos infantiles, respectivamente. Anteriormente lo fueron otros para el tratamiento del vómito y la náusea, y el síndrome de anorexia-caquexia, como el Marinol® o el Cesamet®. Este incipiente uso clínico de fármacos cannabinoides confirma algo que ya se conocía desde tiempos bastante más antiguos

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