Anales RANF

“Reactive oxygen species: role in vascular function and in metabolic disease-associated endothelial dysfunction” @Real Academia Nacional de Farmacia. Spain 294 actualidad a niños y adolescentes, constituyendo un factor de riesgo clave para el desarrollo de enfermedad metabólica y cardiovascular (23, 24). El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Según el informe de la OMS de 2018, la obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial, y cada año mueren como mínimo 2,6 millones de personas a causa de la obesidad o el sobrepeso. Entre 1975 y 2016 la prevalencia mundial de la obesidad casi se ha triplicado. Por otra parte, en el mundo hay más de 42 millones de menores de cinco años con sobrepeso y la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. En condiciones de salud, los depósitos de grasa del organismo se mantienen en balance por medio de mecanismos homeostáticos que regulan los sustratos de los alimentos (glucosa, y ácidos grasos libres) y la acción de hormonas como la leptina y la insulina. La obesidad se caracteriza por un exceso en el acúmulo de grasas debido a una falta de balance crónico entre el ingreso y el gasto energético (el aumento del consumo de alimentos muy ricos en calorías sin un aumento proporcional de la actividad física produce un aumento de peso), lo cual va a afectar a diferentes tipos celulares incluyendo adipocitos, hepatocitos, células del músculo esquelético, células endoteliales y células del sistema inmune, originando estrés oxidativo, estrés del retículo endoplásmico, inflamación, resistencia a la insulina, para dar lugar en última instancia a disfunción metabólica. La relación entre obesidad y enfermedad metabólica y vascular está bien definida. Los estudios epidemiológicos de Bays y col (24), en los que se determina la distribución del índice de masa corporal (BMI) en la población de pacientes con enfermedad metabólica y vascular, demuestran que: a) el 22 % de pacientes con diabetes tienen sobrepeso y casi un 50 % son obesos; b) el 35 % de pacientes con dislipidemias tienen sobrepeso y casi un 35 % son obesos; c) el 35 % de pacientes con hipertensión tienen sobrepeso y casi un 40 % son obesos. La similar distribución del BMI en pacientes diabéticos, con dislipidemia e hipertensos se explica porque a estos desórdenes subyacen mecanismos patogénicos comunes (24). 3.1. Adiposopatía Entre las respuestas celulares adversas al exceso de nutrientes (oxidación de ácidos grasos libres -AGL- y glucosa en la mitocondria y otros procesos en la célula) se produce un exceso de ROS o estrés oxidativo en asociación con una respuesta inflamatoria. La acumulación excesiva de tejido adiposo e hipertrofia de los adipocitos conduce a una situación de hipoxia que provoca la infiltración de macrófagos y otras células del sistema inmune y la inflamación del tejido adiposo o “adiposopatía” ( Figura 4 ). Así, el tejido adiposo hipertrofiado adquiere un fenotipo pro-inflamatorio caracterizado por el exceso de generación de ROS y secreta mayores cantidades de citoquinas, adipoquinas y AGL, promoviendo una inflamación de bajo grado que conduce a resistencia a la insulina no solo en el músculo esquelético e hígado, sino también en las células endoteliales produciendo disfunción endotelial y vascular (5,25). Esta situación de inflamación del tejido adiposo en la obesidad se reproduce en el tejido adiposo perivascular, que adquiere también un fenotipo inflamatorio, con alteración en el perfil de secreción de adipoquinas y citoquinas inflamatorias, lipotoxicidad e incremento del estrés oxidativo que conduce a la disfunción endotelial. Así, a pesar de que se ha descrito que el estrés oxidativo sistémico está incrementado y se correlaciona con el BMI y la circunferencia de la cintura en individuos obesos y modelos animales de obesidad (26), los estudios Figura 4 . Adiposopatía. Inflamación del tejido adiposo en la obesidad. AGL: ácidos grasos libres; LPC: lipofosfatidil colina; TNF α : factor de necrosis tumoral α ; MCP-1: proteína quimiotáctica de monocitos 1; ROS: especies reactivas de O 2 . Modificado de Baker y col. (25).

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