Anales RANF

Geographical distribution of the pharmaceutical industry from Madrid during Francoism @Real Academia Nacional de Farmacia. Spain 245 4. CONCLUSIONES A comienzos del Franquismo, la ciudad de Madrid y su entono provincial contaban con 147 laboratorios y sedes administrativas de establecimientos farmacéuticos; más de un 46 % eran anejos, un 25 % independientes y el 28 % colectivos. Se repartían, de manera mayoritaria, entre el núcleo central y el ensanche de la ciudad (casi un 71 %), mientras que el extrarradio apenas acogía a un 29 % de estas empresas, la mayor parte de ellas ubicadas en las zonas de Fuente del Berro, Ventas, Guindalera, Prosperidad y, en menor medida, Cuatro Caminos, Tetuán, Chamartín, Vallecas y Carabanchel. Será sobre estos dos ejes, tenuemente trazados con anterioridad a los años de la Guerra Civil, donde se establecerá la industria farmacéutica durante el Franquismo: un área situada al este de la ciudad, ubicada en el ensanche y el extrarradio, y otra área encauzada hacia el norte. Hacia 1960, el número de laboratorios farmacéuticos se había incrementado notablemente, de 147 se había pasado a 247; mas no solo se produce un aumento cuantitativo considerable, también un cambio cualitativo en la propiedad de estos establecimientos: los anejos apenas alcanzan un 9 %, los independientes, con un 22 %, tampoco logran igualar las cifras de 1936; por el contrario, los colectivos suponen un 69 %, lo que nos permite fijar las primeras pautas de cambio hacia una industria farmacéutica más desarrollada, más capitalizada y menos ligada a la tradición artesana. Este cambio, en lo que a la concepción del laboratorio farmacéutico respecta, tiene una manifestación física, perceptible en lo que a su ubicación geográfica atañe: el núcleo central de Madrid y su primer ensanche comienzan a perder presencia, como lugar preferente de la industria del medicamento para establecer sus instalaciones (60 %), mientras el extrarradio empieza a cobrar protagonismo (40 %). Los ejes norte y este, bosquejados en la distribución de 1936, se consolidan como núcleos de concentración industrial para las farmacéuticas; a la par, se inicia una incipiente línea de desplazamiento industrial hacia noreste. En los años finales de la Dictadura el proceso de transformación en la industria farmacéutica se ha consolidado; por un lado, se observa una disminución en el número total de laboratorios con respecto a 1960: 211 en lugar de 247, lo cual se explica por la práctica desaparición de la pequeña industria farmacéutica artesanal representada por los laboratorios anejos, que apenas supone un 2 % residual, y el escaso mantenimiento de una industria de pequeño nivel de capitalización, propiedad de una persona física, los laboratorios individuales, que solo contribuyen al total estadístico con un 10 %; el mayor porcentaje numérico lo constituyen los laboratorios colectivos, que suponen un 88 % de los establecidos en Madrid. Ni que decir tiene que si, en lugar de considerar las unidades de espacio ocupadas por la industria farmacéutica, analizáramos las unidades de producción, las cifras serían aún más elocuentes. La industria farmacéutica ha abandonado el núcleo central, apenas quedan 34 empresas, muchas de ellas simples oficinas de representación; lo mismo ocurre en el área del ensanche, donde a fines del Franquismo apenas perduran 57 establecimientos, algunos de ellos con baja o nula producción, a la espera de un proceso de recalificación urbanística. Los laboratorios farmacéuticos han encontrado acomodo preferente en el extrarradio y en la corona de municipios que rodean la ciudad de Madrid (57 %). Los ejes de concentración industrial vigentes en torno a 1960 son los mismos que permanecen en estos años medios de la década de 1970, pero ahora se nos muestran de manera más evidente: un eje en la zona este, en los barrios de Fuente del Berro, Ventas, Prosperidad y Guindalera, que se desplaza por el corredor industrial del Henares, y un segundo eje, en la zona norte, que atraviesa el ensanche y la zona de Cuatro Caminos – Tetuán - Chamartín para ocupar, de manera irregular, los nuevos polígonos establecidos en la carretera del norte, hasta alcanzar San Sebastián de los Reyes. Esta organización territorial que definimos para la industria farmacéutica, con zonas de concentración situadas al este y en menor medida al norte, es diferente del modelo al que responde buena parte de la gran industria establecida en Madrid, concentrada, ya con anterioridad a la Guerra Civil, al sur de la ciudad, en Arganzuela y Méndez Álvaro, donde encontraron acomodo aprovechando las infraestructuras ferroviarias de la zona y la política de planificación industrial ejecutada por el Instituto Nacional de Industria durante la autarquía. El peso de esta gran industria ha llevado a que, de manera habitual, esta zona sur sea considerada el espacio industrial madrileño por excelencia; no fue así para la industria farmacéutica, como dejamos señalado. A partir de la década de los años 1960 se inicia un proceso tipificado por Carlos J. Pardo Abad (14) como de ‘vaciado industrial’ de los viejos barrios del sur, trasladando aquellas infraestructuras a la periferia y a los municipios de la corona metropolitana. Este proceso, definido para la gran industria, es perfectamente aplicable a nuestro caso, con las salvedades geográficas necesarias: el ‘vaciado industrial’ tiene lugar desde el ensanche hacia los municipios ubicados en los espacios que hemos delimitado como eje este, el corredor industrial del Henares, y el eje norte, hacia los polígonos industriales de Alcobendas, San Agustín de Guadalix y San Sebastián de los Reyes. ¿Cómo explicar esta ‘singularidad’ de la industria farmacéutica? A nuestro entender se debe al talante más artesanal que industrial que tuvo esta actividad en sus inicios, el cual condiciona su posterior desarrollo. El proceso de consolidación industrial pasa por recibir el aporte de capital sobre estructuras ya establecidas: el laboratorio ya activo aumenta su producción tras la entrada de nuevo capital, que permite su actualización en maquinaria, mano de obra, etc., pero no se trata de una nueva estructura que busca un lugar donde establecerse, pues el laboratorio ya tiene su sede, la cual es sometida a un proceso de ampliación. No obstante, cuando el laboratorio nace ex novo si se ajusta a los modelos

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