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Geographical distribution of the pharmaceutical industry from Madrid during Francoism @Real Academia Nacional de Farmacia. Spain 233 anteproyecto diseñado por el ingeniero y arquitecto Carlos María de Castro (1810-1893); un ambicioso plan que pudo plantearse gracias al primer censo de población fiable que tuvo Madrid, el de 1857, y al primer plano topográfico de la ciudad, de 1848, elaborado a escala 1/12.000 por Juan Rafo y Juan de Rivera (7) (8) (9). Poco después, en 1863, se aprobaría la nueva división administrativa, con diez distritos y diez barrios por distrito, articulados en tres espacios perfectamente definidos: almendra central, ensanche y extrarradio (1). Los diez distritos establecidos en 1863 fueron los de Palacio, Universidad, Centro, Hospicio, Buenavista, Congreso, Hospital, Inclusa, Latina y Audiencia. Durante el primer tercio del siglo XX se sucedieron los estudios, planes y proyectos de reordenación urbana (10) (11) aunque, tal y como manifiesta Jesús A. Martínez Martín, “siempre fueron por detrás de la realidad demográfica y del crecimiento espontáneo de la ciudad” (12). Madrid había pasado de 397.816 habitantes en 1877 a 539.835 en 1900; diez años después la población casi llegaba a los 600.000 habitantes y, en 1930, eran 955.832 los censados en la capital (13). Agotada la idea del ‘Ensanche’, un espacio rígido, muy aislado del resto de la ciudad y sometido a la especulación inmobiliaria, la mayor parte de este flujo migratorio se estableció en el extrarradio, un espacio degradado, periférico, anárquico y descontrolado en su crecimiento, donde vivía la clase trabajadora en unas condiciones de vida no siempre saludables (13). En el extrarradio se mezclaban las viviendas con las nuevas industrias que iban instalándose en Madrid, generalmente pequeñas o medianas ya que, tal y como explica Carlos J. Pardo Abad (14), la mayor parte de la actividad industrial de la capital con anterioridad a la Guerra Civil se concentró en la zona de Arganzuela, en el ensanche sur de Madrid. Un espacio en el que se instalaron fábricas como El Águila , Sociedad Jareño , Otaegui , Fundición de Plomo de M. López , Fundición Tipográfica Nacional , Compañía de Construcciones Metálicas , Compañía Ferroviaria MZA , AEG, Standard Eléctrica , etc., en un entorno delimitado por el río, en las calles Toledo, Paseo de las Acacias, Santa María de la Cabeza o Méndez Álvaro, próximas a las estaciones de tren de Atocha y Delicias (15). Aunque durante el primer tercio del siglo XX Madrid seguía siendo una ciudad de oficios, artesanos y pequeños comerciantes de estructura familiar (16), lo que Manuel Azaña (1880-1940) denominaría, en 1921, “un lugarón manchego” (17), lo cierto es que durante esos años el sector industrial consolidó su importancia en la capital (18) (19), impulsado por el centralismo y el proteccionismo financiero. Empezó a construirse una ‘ city ’ alrededor del triángulo formado por los edificios del Ministerio de Hacienda, el Banco de España y la Bolsa, de manera que, en 1922, ya había instalados diecisiete de los grandes bancos, que representaban el 40 % de los recursos totales de la banca nacional. El dinero y el entramado administrativo e institucional asociado a la capitalidad (ministerios, embajadas, tribunales, etc.) atrajeron a las familias económicamente más poderosas, que se instalaron en Madrid y, al igual que la nueva clase obrera de ‘cuello blanco’, potenciaron el sector servicios, que había comenzado su apogeo en el siglo XIX (20) (21). 1.2. El espacio urbano en el Madrid del Franquismo Esta incipiente modernización económica se vio truncada al estallar la Guerra Civil. Madrid se convirtió en trinchera, en símbolo de los que resistían y aspiración máxima de quienes la asediaban. Alberto Alcozer y Ribacoba (1886-1957), quien fuera alcalde de Madrid desde marzo de 1939, después de que las tropas franquistas hubieran entrado en la ciudad, no dudó en dejar bien claro que su propósito era “limpiar Madrid de la mugre que dejaron los rojos (…) para ello, Madrid ha de ser colocado sobre la mesa de operación quirúrgica” (1). Esta ansia por cambiar la fisonomía de Madrid se evidenció especialmente durante el período 1948-1954, cuando se anexionaron a la capital trece municipios periféricos: Chamartín de la Rosa, Carabanchel Bajo y Carabanchel Alto en 1948; Canillas, Canillejas, Hortaleza, Barajas y Vallecas en 1950; El Pardo, Vicálvaro, Fuencarral y Aravaca en 1951 y Villaverde en 1954. La superficie de la ciudad se multiplicó por nueve, hasta llegar a los 607,09 kilómetros cuadrados, y el número de habitantes aumentó en 330.000 hasta sobrepasar el millón y medio de personas. Un ‘Gran Madrid’ (22) que, desde 1955, quedaba dividido en doce distritos: Centro, Latina, Universidad, Chamberí, Tetuán, Chamartín, Ventas, Buenavista, Retiro-Mediodía, Arganzuela-Villaverde, Carabanchel y Vallecas. La Ley de 13 de noviembre de 1957, que aprobaba el Plan de Urgencia Social de Madrid ( BOE , 14/11/1957), trató de regular el crecimiento incontrolado, sobre todo en el extrarradio, estableciendo, “en un radio de cincuenta kilómetros de la capital (…) zonas de restricción total o parcial de nuevas industrias (…) zonas de concentración o centros industriales satélites (…) [y] zonas libres de toda restricción”. En esta disposición se proponía como objetivo: “(…) limitar el crecimiento incontrolado de la capital; limitación que, por una parte, ha de dirigirse a impedir la inmigración de las personas, y por otra, a asfixiar en un cinturón verde la formación de suburbios infrahumanos. El futuro expansivo de Madrid debe estar en sus ciudades satélites y no en la prolongación indefinida de su casco urbano (…) abordar, con el Ayuntamiento y demás Organismos competentes, la limitación y descentralización de Madrid, para impedir la inmigración y el desarrollo anormal de los suburbios, creando una zona verde de protección perimetral y encaminando la nueva industria hacia un sistema de dispersión en ciudades satélites” ( BOE , 14/11/1957). El plan de descongestión de Madrid pretendía frenar el crecimiento de la capital, establecer ciudades de carácter predominantemente industrial en la zona centro, alrededor del Tajo y del Henares, y declarar una serie de poblaciones: Aranda de Duero, Guadalajara, Alcázar de

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