Anales RANF

María Molinero Muñoz, José Manuel Martínez Sesmero, Francisco José Sánchez-Muniz @Real Academia Nacional de Farmacia. Spain 172 dicho proceso (11). Por tanto, para determinar la biodisponibilidad de un fármaco se recurre a dos conceptos diferentes: biodisponibilidad en magnitud y biodisponibilidad en velocidad. La biodisponibilidad en magnitud hace referencia a la fracción o cantidad de dosis aprovechada, se representa por F y se puede medir calculando el área bajo la curva (AUC). La biodisponibilidad en velocidad tiene en cuenta la velocidad de absorción del fármaco y puede calcularse atendiendo a tres parámetros: a) la constante de absorción (ka), b) la concentración plasmática máxima alcanzada (Cmáx) y c) el tiempo en alcanzar la Cmáx (Tmáx). De manera que a mayor ka y/o Cmáx, mayor es la biodisponibilidad en velocidad, mientras que a mayor Tmáx, menor es la biodisponibilidad en velocidad. 4.3. Tipos de interacciones alimento-medicamento (iAM) Dependiendo del tipo de iAM, éstas pueden clasificarse en: farmacéuticas, farmacocinéticas y farmacodinámicas (8, 12). 4.3.a. Interacciones farmacéuticas Pueden producirse debido a una reacción directa entre la matriz del alimento y el fármaco o indirectamente por inducción de cambios en el medio gastrointestinal que conducen a una alteración en la absorción del mismo. Se refieren a los conceptos de compatibilidad, solubilidad y estabilidad por lo que cuando se estudian este tipo de iAM, es necesario recurrir al Sistema de Clasificación Biofarmacéutica (BCS), desarrollado por Amidon et al. en 1995 (13) que tiene en cuenta la solubilidad del fármaco y la permeabilidad intestinal al mismo. El Sistema de Clasificación Biofarmacéutica basado en la Disposición del Fármaco (BDDCS) desarrollado por Wu y Benet surge en 2005 para complementar el antiguo BCS (14). Tanto el BCS como el BDDCS utilizan el concepto de solubilidad como uno de los dos criterios para su clasificación, pero en el segundo criterio, los dos sistemas difieren, ya que el BDDCS reemplaza el criterio de permeabilidad del antiguo BCS por la tasa de metabolismo. Al igual que el BCS, el BDDCS considera que un fármaco tiene alta solubilidad si la dosis terapéutica más alta de éste es soluble en una cantidad menor o igual a 250 mL de medio acuoso en un intervalo de pH de 1.2-7.5, según la FDA, y de 1.2-6.8 según la OMS a una temperatura de 37ºC. Además, el sistema BDDCS especifica que los fármacos con alto metabolismo poseen una tasa de metabolismo del 70 % de la dosis oral administrada, mientras que tras la administración de aquellos fármacos clasificados como de bajo metabolismo, más del 50 % de la dosis es excretada de manera inalterada. Sugiere además el sistema BDDCS que si la ruta mayoritaria de eliminación del fármaco fuese el metabolismo, entonces el fármaco tendría alta permeabilidad ya que para su metabolización es necesario que el fármaco penetre al interior de las células implicadas en dicho proceso. Sin embargo, si la ruta mayoritaria de eliminación fuese la excreción renal y biliar de fármaco inalterado (bajo metabolismo), entonces dicho fármaco debería ser clasificado como de baja permeabilidad. Por tanto, en base a los criterios de solubilidad y metabolismo, el BDDCS clasifica los fármacos en 4 clases (Figura 6a), mientras que desarrolla otra clasificación de los fármacos que dependen de la solubilidad y de la actividad de transportadores de absorción y/o eflujo gastrointestinal, que condicionan la permeabilidad del fármaco (Figura 6b). Figura 6. Criterios de clasificación de fármacos según el sistema BDDCS. La figura 6a clasifica atendiendo a solubilidad y metabolismo, mientras que la Figura 6b clasifica a los fármacos considerando solubilidad y permeabilidad. Modificada de Benet LZ. et al. (14). De acuerdo a la figura 6b en los fármacos de clase 1 la ingesta de una comida rica en grasa no ejerce un efecto significativo en la biodisponibilidad del fármaco porque dado que la absorción de estos fármacos tiene lugar por difusión pasiva, la actividad de los transportadores en tracto gastrointestinal e hígado se considera clínicamente irrelevante y por tanto las interacciones entre el fármaco y el alimento por un transportador no se tienen en cuenta. Para los fármacos de clase 2, los efectos de los transportadores de eflujo (transportadores que expulsan las moléculas de fármaco al exterior de la célula) en el tracto gastrointestinal sí son relevantes (Figura 6b). Por ello,

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